El cantautor español se presentó en el estadio Mario Alberto Kempes, en el marco de su gira, "El vicio de cantar".
La segunda estación de la gira de despedida de Joan Manuel Serrat en la Argentina fue la ciudad de Córdoba, en un estadio repleto de gente y de emociones. Fue de esos recitales donde los abuelos invitan a los nietos, las parejas van a recordar la canción de sus vidas y los amigos a rememorar historias compartidas.
El cantautor se refirió al clima de despedida y melancolía que se respiraba en el Estadio Mario Alberto Kempes. Justo antes de la segunda canción del show, expresó: “Este no es el último... Al menos, eso espero. Pero uno nunca sabe. Ustedes saldrían ganando, dirían: ‘Fue en Córdoba. Yo estuve allí y lo vi despatarrarse por el escenario”.
“Se acabó el tiempo para mí, pero de ahora en adelante todo es futuro”. Así el catalán volvió a pedir a su gente que no se pierda lo que viene. Es que Serrat quiere que su larga gira de despedida -que terminará en diciembre en Barcelona- sea una celebración. Y lo logra, aunque en el público son muchos los que no pueden evitar las lágrimas. Una manera más de celebrar.
De jean y saco gris, a los 78 años Serrat despierta un amor vociferado desde todos los ángulos del estadio. Sigue siendo el “ladrón que os desvalija de su amor”, como canta en “Señora”. El “olé, olé, olé… Nanoo, Nanoo” sonó varias veces en Córdoba. Miles quisieron guardar el recuerdo de esta despedida y las cámaras de los teléfonos móviles estuvieron arriba prácticamente todo el tiempo.
A la mitad del show ironizó sobre qué es una canción: “Música que se habla y letra que se canta, capaz de engendrar emociones”. También agradeció a quienes fueron capaces de escribir y contar historias que lo emocionaron, se le metieron en la piel y le hicieron “escapar algún par de lagrimones”.
Cuando el final empezó a presagiarse, la alegría del público se mezcló con la sensación de que estaba llegando ese momento que nadie quería. Pero todavía había más: con “Padre” llegó un alegato por el cuidado del planeta. Después vendrían “Mediterráneo”, “Aquellas pequeñas cosas” y “Cantares”. Y luego, cinco minutos de aplausos y vítores con él visiblemente emocionado.
“Todo lo que empieza termina”, indicó, y reconoció: “Quisiera estar aquí cantando hasta que salga el sol. Aunque no va a suceder, pero queda bonito”.
Como un viejo amigo a punto de partir, también repartió consejos bienintencionados: “Traten de ser felices. Cuiden sus parcelas de felicidad”. Y entonces, sí, llegaron los dos últimos temas: “Aquellos locos bajitos” y “Penélope”, después de la que explicó su propia versión de la leyenda griega.
“Se acabó, el sol nos dice que llegó el final, por una noche se olvidó que cada uno es cada cual. Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta”. Para 14 mil cordobeses, el 8 de noviembre del 2022 quedará en su almanaque personal como el día que participaron de una emotiva fiesta de despedida.