El fiscal Pablo Jávega sostuvo que “hay un indicio de presencia en tiempo y espacio". Detalló una serie de indicios que, según sostuvo, se suman a la compatibilidad genética y refuerzan la hipótesis acusatoria. Entre ellos mencionó la presencia temporal y espacial del imputado.
Pablo Jávega, el titular de la Unidad Fiscal Especial surgida tras el juicio absolutorio del viudo Marcelo Macarrón dio pormenorizados detalles técnicos de la causa. Básicamente tiene todos los elementos investigativos que ameritan elevar a juicio la compleja causa con 19 años de antigüedad mientras la Sala Penal del Tribunal de Justicia evalúa si la causa ha prescripto por el paso del tiempo o si dentro del extenso itinerario judicial existieron instancias suspensivas que habilitan a que el acusado pueda ser juzgado.
El Superior Tribunal de Justicia podría interpretar que existen las causales suspensivas antes de los 15 años, que es el plazo de suspensión; otra posibilidad es habilitar un juicio por la verdad y un tercer escenario puede ser la prescripción, según el fiscal Jávega.
“El más importante fue el de compatibilidad genética, pero no fue el único”, afirmó el fiscal Pablo Jávega al repasar la prueba incorporada en la causa. Según explicó, desde el inicio de la investigación surgieron “otros indicios que impactan” y que deben ser analizados en conjunto.
Uno de ellos es el que definió como “un indicio de presencia o de concomitancia temporoespacial”. Jávega señaló que el propio imputado “referenció haber ido al domicilio donde ocurrió el hecho, en el día y en el rango horario en el que se ha estimado que ocurrió”. Remarcó que esa declaración fue realizada “dos días después de iniciar la investigación, cuando aún no se había determinado a nivel forense el rango horario del hecho”.
A este elemento se suma lo que el fiscal calificó como “un indicio de mala justificación”. En ese sentido, recordó que el imputado afirmó haber concurrido previamente a un domicilio del country San Esteban, algo que “ha quedado acreditado” como falso. “Quedó en claro que él no fue al country San Esteban”, sostuvo, al mencionar los testimonios del propietario, del personal de guardia y los registros de ingreso.
Jávega explicó que esta situación deriva en otro indicio relevante. “Él mismo señaló que no pudo trabajar porque se habían abierto las ventanas y se había mojado el lugar, en una jornada en la que había llovido en demasía en Río Cuarto”, dijo. Sin embargo, aclaró que esa descripción “nunca pudo verificarla en un domicilio al que nunca concurrió”.
Según el fiscal, esa explicación “es literalmente la descripción de lo que se verificó en la escena del delito”. Detalló que en la habitación principal del domicilio se constató que “la puerta ventana se había abierto y se había humedecido todo el parquet”, incluso con signos de levantamiento por la humedad. “No era factible de describir si no fuera por la concurrencia en ese intervalo de tiempo”, concluyó.