Argentina, entre los países donde menos crédito se le destina al sector productivo
- 31/03/2025 06:21 hs
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En 2024 la relación entre los préstamos al sector privado y el PBI fue del 9,5%. En el resto de América del Sur el promedio supera el 50%.
Si bien algunos datos de la “macro” dan cuenta de que la economía en Argentina estaría en proceso de estabilización, hay indicadores alarmantes. Incluso cuando se los analiza en términos históricos, ya que al elaborar una línea de tiempo se puede vislumbrar que hay problemas que son de raíz y que poco tienen que ver con el color político de turno.
Por ejemplo, Argentina es el país de Latinoamérica que menos créditos le entrega al sector privado productivo en relación a su Producto Bruto Interno (PBI). Así lo clarifica el último informe elaborado por el Departamento de Economía de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), en donde se detalla que durante 2024 la relación préstamos al sector privados/PBI fue de apenas el 9,5%, mientras que países como Estados Unidos, Suiza, Japón y China le destinan a su matriz productiva créditos por cerca del 175% de sus respectivos PBI.
Si la meta no fuera compararse con naciones del primer mundo sino más bien con nuestros vecinos, el promedio entre los demás miembros de América del Sur trepa el 52%, cifra que quintuplica los préstamos privados utilizados en Argentina para la producción en cualquiera de sus formas y etapas.
“Un sistema financiero sano permite canalizar los ahorros hacia préstamos que generan crecimiento en el sector productivo y la actividad comercial, potenciando la economía”, sostiene el informe de la BCCBA. Todo lo contrario ocurre en Argentina, donde las personas físicas en relación de dependencia son las principales receptoras de los créditos bancarios con el 28% de participación sobre el total. Apenas por delante de servicios que se lleva el 26% y muy por encima de la industria manufacturera (17%) y la actividad primaria (11%). Más atrás se ubican el comercio (9%), la construcción (3%) y electricidad, gas y agua (2%).
Ese detalle deja en evidencia que en Argentina el principal destino de los créditos privados se entrega directamente al consumo y no para actividades productivas que luego potencien el crecimiento de la economía.