El Hospital Pasteur desarrolló un sistema para tratar pacientes con alteración en el proceso sensorial

El servicio de mantenimiento del hospital Pasteur desarrolló, de manera íntegra, un sistema que permite el  abordaje de pacientes con alteración en el proceso sensorial.

Ayelen Juno, a cargo del servicio de terapia ocupacional (disciplina que pertenece al servicio de rehabilitación), explicó que “este nuevo sistema permitió incorporar equipamiento en suspensión para trabajar, mayormente, con niños que padecen trastorno de espectro autista.

La iniciativa surgió a partir de una casuística que comprende a más de quince pacientes pediátricos con esta disfunción. ”

“A través de este dispositivo pudimos sumar  una hamaca en suspensión, pero también podemos anexar otros elementos, dependiendo las funciones y los input sensoriales que se quieran trabajar”, detalló la profesional.

“Puntualmente lo que estamos abordando ahora es el input  vestibular que se vincula con los movimientos, el control postural y el equilibrio, sentidos que interfieren en las actividades cotidianas de los niños”.

La nueva estructura creada por el servicio de mantenimiento, consiste en una viga con riel que permite incorporar este tipo de elementos en suspensión.

“La idea es seguir sumando otras herramientas, como una tirolesa, para los desplazamientos de los niños”, relató Juno.

Este dispositivo se puso en marcha recientemente y la incorporación para el abordaje de estos pacientes fue todo un éxito.  

El desafío no era sólo crear el modelo, sino también que la estructura y los elementos soportaran el peso de pacientes, profesionales o los familiares que interactúen.

La integración sensorial como parte de la rehabilitación infantil

En el desarrollo un niño pueden existir problemas no tan evidentes como la fractura de un hueso o la presencia de un tono postural alterado pero sí igual de discapacitantes.

Uno de ellos es la disfunción del procesamiento sensorial, un problema relacionado con una inadecuada integración de las sensaciones internas y externas en el cerebro que puede provocar que niños brillantes cognitivamente no sean capaces de aprender a montar en bicicleta, y que niños que viven en un entorno rico en estímulos y con unos padres ejemplares tengan problemas importantes de comportamiento.

En otras palabras, los problemas de integración sensorial no son siempre evidentes pero sí muy graves debido a las importantes repercusiones que estos tendrán en la participación del niño en las diferentes actividades de su vida diaria.

El proceso de la integración sensorial, como los latidos del corazón, o la respiración, sucede de manera automática en la mayor parte de las personas, razón por la cual nadie suele pensar en dicho proceso de modo consciente, del mismo modo es difícil que alguien pueda plantearse que un déficit en este proceso pueda ser la causa de que un niño se niegue a probar diferentes tipos de alimentos o a vestirse con ciertos tejidos.

De esta forma, o el problema es realmente importante, o las disfunciones en la integración sensorial tienden a pasar inadvertidas para aquellas personas no entrenadas en su detección.

En la mayor parte de los casos, son los propios padres los que, sin saber nada del sistema nervioso y sin comprender concretamente qué es lo que pasa, son capaces de describir de manera detallada el problema de sus hijos para procesar la información sensorial de forma correcta.