El especialista Horacio Botta Bernaus analizó los cambios en la normativa provincial. Valoró la incorporación de las luces DRL, aunque advirtió que la redacción deja margen a la discrecionalidad policial. Además, expresó su preocupación por el uso de radares digitales en detrimento de la presencia física en las rutas.
Horacio Botta Bernaus I
Horacio Botta Bernaus II
La provincia de Córdoba formalizó cambios en su normativa vial para alinearse con la Ley Nacional de Tránsito. La medida, esperada por conductores y especialistas, busca actualizar reglas que en algunos casos permanecían estancadas en criterios del siglo pasado. Sin embargo, para Horacio Botta Bernaus, abogado especialista en tránsito, la reforma llega con "claroscuros" que podrían derivar en nuevas discusiones entre automovilistas y autoridades de control.
En diálogo con DE UNA, el experto explicó que, si bien hay avances técnicos, la implementación legislativa local mantiene ciertos grises que complican la seguridad jurídica del ciudadano.
El fin de la polémica por las luces diurnasUno de los puntos más destacados es la equiparación de las luces diurnas (DRL) con las luces bajas. Estas luces blancas frontales, de tecnología LED en su mayoría, vienen incorporadas de fábrica en los vehículos modernos y tienen como fin único que el vehículo sea visto por los demás, no mejorar la visión del conductor.
"Después de 7 u 8 años que lo aprobó la Nación, Córdoba acaba de aprobarlo, lo cual es una buena noticia", señaló Botta Bernaus. El especialista recordó que las luces DRL nacieron en Europa como una respuesta ecológica y de seguridad, porque al encenderse automáticamente con el motor, evitan que el conductor olvide prenderlas y reducen el desecho de lámparas innecesarias (como las de patente o posición, que no aportan a la visibilidad diurna).
No obstante, el abogado advirtió sobre un inciso en la nueva norma cordobesa que podría generar roces porque "dice que en caso de limitaciones en las condiciones atmosféricas o de visibilidad, deberán encenderse las bajas. Esto deja librado a la autoridad que evalúe si era necesaria la baja o no, y de nuevo vamos a generar una discusión".
El riesgo de la "radarización" y el acta digital
Otro eje central de la entrevista fue la transición hacia controles más tecnológicos y menos presenciales. Botta Bernaus manifestó su preocupación por el avance de las fotomultas y las actas digitales frente al modelo tradicional de la Policía Caminera de Córdoba, que se caracterizaba por detener al infractor en el momento.
"Tengo miedo de que dejemos de controlar la vía pública. La cuestión no es sólo poner un radar para la velocidad", afirmó. Para el especialista, la presencia policial en las rutas cumple una función que trasciende lo vial.
"Gran parte del tráfico de drogas circula por las rutas, el tráfico de niños; hay un montón de delitos que se detectan con presencia policial".
Persuadir antes que recaudar
El experto subrayó que el objetivo primordial de la seguridad vial debe ser que la infracción cese de inmediato para evitar tragedias. "Quédese tranquilo, yo le hago las multas por exceso de velocidad y a los 3 kilómetros mata a alguien. ¿Qué le vamos a decir a los familiares que tenemos las infracciones de tránsito?", cuestionó con dureza.
Según Botta Bernaus, el sistema de control remoto puede "comerse" un modelo que en Córdoba fue exitoso porque notificaba al conductor en el acto, permitiéndole corregir su conducta. "Desde la seguridad vial, lo importante es hacer cesar la infracción. El primer objetivo es desestimular la falta, persuadir al ciudadano y que sepa que ha cometido un error que tendrá sanción", concluyó.