Dora Barrancos dialogó con DE UNA. A pesar de los años de lucha "no hay que cesar". Hay un “retroceso enorme de los derechos de las mujeres y las disidencias sexo genéricas”, dijo, y aunque las religiones han cambiado, la católica "aún hace distinciones" entre sexos.
Dora Barrancos, investigadora principal del Conicet, dialogó con DE UNA. En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, este lunes culminó el 39º Encuentro Plurinacional de Mujeres y Diversidades que tuvo lugar en Corrientes.
Según comentó, fue un encuentro con elevada concurrencia. El próximo año tendrá lugar en Córdoba. Hizo referencia al “momento angustiante” que transitan por el “retroceso enorme de los derechos de las mujeres y las disidencias sexo genéricas”.
La violencia contra las mujeres es “un flagelo planetario”, dijo. En los últimos años, el país logró manifestaciones legales de relevancia, pero “que aun no alcanzan”. Expresó que se necesita continuidad y un grado amplio de extensión de las políticas y reformas en los ámbitos educativos. Esto es para que haya nuevo inculcamiento respecto a lo “relacional-humano”.
Este tipo de violencia “es uno de las más antiguas”, recordó, y se da frente a una cultura que tiene un “zócalo duro de roer”. Sin embargo, solicitó que no hay que cesar y que “aún queda por hacer”.
Comentó que durante el papado de Francisco se destacó un legado “honesto sobre la igualdad humana” y hay religiones que han ido cambiando a lo largo del tiempo con respecto al posicionamiento sobre la desigualdad. Sin embargo, la iglesia católica reanuda en el “viejo ejercicio de la distinción”. Es un problema “concerniente a toda la diversidad humana”.
Según su impresión, en los jóvenes y grupos intermedios de edad “las circunstancias han cambiado mucho”. Hasta incluso, modificaciones en las propias mujeres. A pesar de eso, “aún no lo suficiente para una sociedad equitativa”, sentenció. “Tenemos que volver a empinar la cuesta para más derechos y más igualdad”.