Una vida de esfuerzos: la historia de Ariel, un joven que dejó el colegio para trabajar y ayudar a su familia

La historia de Ariel Díaz, un joven de 18 años de Villa Nueva, pone de manifiesto la cruda realidad que enfrentan muchos adolescentes que, por necesidad, se ven obligados a dejar sus estudios para trabajar y generar ingresos para sus familias, a veces incluso para asumir el rol de sostén familiar. Su testimonio al Móvil de Radio Villa María expone la difícil decisión que tomó para ayudar a su madre y a sus hermanos de 14 y 16 años.

Según relató, la jornada de Ariel comienza mucho antes del amanecer. "Yo arranco a las 3 de la mañana con mi mamá, arrancamos a hacer donas, churros, alfajores de maicena, pan casero", detalló el adolescente, quien explicó que los productos son elaborados por ellos mismos.

Una vez finalizada la producción matutina, la rutina de trabajo continúa con la venta de medias, para lo cual recorre zonas del centro y la Terminal de Ómnibus. "Luego de eso, al finalizar el mediodía, me voy al Mercado de Abasto. Si me queda algo para vender lo termino de vender ahí y luego de terminar en el Mercado me pongo a vender medias en la calle", relató, describiendo una esforzada rutina laboral.

Abandonar la escuela por la subsistencia familiar

La venta de medias, una iniciativa personal de Ariel, es una inversión que busca generar un dinero para ayudar con las necesidades básicas de su familia. "Lo de las medias es una inversión mía, para poder ayudarle a mi mamá en lo que más se pueda en la casa y también a mis hermanitos", afirmó.

La decisión más difícil, sin embargo, fue la de dejar el colegios secundario. Ariel reveló que mientras estudiaba, el dinero que ganaba ya era para su familia. "Yo trabajaba y estudiaba en aquel entonces y plata que hacía, plata que no la recibía yo, eran para ellos y mi papá, mi padrastro", contó. Pero en un momento tomó una decisión de la que, al menos en parte, confiesa que se arrepiente: "Me había cansado de trabajar y estudiar; y me dediqué a trabajar y en tercer año dejé el colegio", explicó.

A pesar de las circunstancias, el joven no renuncia al deseo de un futuro diferente. "Me gustaría volver a estudiar. Quiero conseguirme un laburito en el cual también pueda trabajar y estudiar, y poder vivir un ritmo de vida más tranquilo también", expresó, y reconoció la dificultad de la situación económica en la calle: "Cuando es fin de mes se complica mucho, no hay mucha plata en la calle".

Infancia de trabajo

Ariel recordó su pasado, marcado por el trabajo desde niño. "Con mi padrastro trabajé de albañilería. Y vendía en la calle pan casero y facturas cuando era chiquito. Me conocen, yo les digo 'Soy el chico que vendía mini facturitas cuando era chico'", relató.

El recuerdo del colegio le trae un dejo de arrepentimiento. "Extraño el colegio, extraño los compañeros. He intentado volver al colegio, pero sentía que no es lo mismo y me atraía más trabajar que estudiar", confesó. Aseguró haber tenido un muy buen rendimiento académico en el pasado: "Nunca me llevé ninguna materia, siempre fui bueno en el colegio". Sin embargo, la urgencia de trabajar primó.

"Lo que más quería era terminar el colegio y buscarme un buen laburito y ser alguien en la vida, pero bueno, lamentablemente tomé la decisión de dejarlo. Me arrepiento de haberlo dejado, pero a la vez tampoco no porque he conseguido ayudar a mucha gente también", concluyó el joven, que como niño y adolescente se vio forzado a madurar antes de tiempo para afrontar una difícil realidad.