En INTA Famaillá estudian la variedad Sinapis Alba en cultivos de servicio y evalúan su efecto en el suelo como biofumigante para el control de patógenos en hortalizas.
Este ensayo se basa en el uso de una variedad de mostaza para la realización de la biosolarización para evaluar el control de nematodos en rotación con el cultivo de frutilla y el control de malezas. Esta técnica se fundamenta en el efecto que ejerce este cultivo en el momento en que se descompone: la generación de gases que son tóxicos para los fitopatógenos que están en la tierra.
“Ya se analizó en cultivo de tomates donde bajó la población de nematodos y de hongos, que suponemos son fitófagos”, aseguró Ana María de los Ángeles Quinteros, del INTA Famaillá a radio Villa María, por lo que está demostrado que el cultivo de mostaza actúa directamente sobre los gusanos que afectan el suelo. Además, la especialista confirmó que “próximamente vamos a mandar las muestras para ver los resultados restantes”.
Por su parte, dijo que son proyectos que duran 4 años y el cultivo es de ciclo corto ya que se realiza en invierno.