Fundación Humanitaria de Gaza anunció el fin de la entrega de alimentos. Una ONG cuestionada, y hasta incluso, señalada por dar comida envenenada. “Es particular que celebren cumplir con la campaña”, dijo Martín Saade, prosecretario del Centro Islámico de la República Argentina.
Martín Saade I
Martín Saade II
Fundación Humanitaria de Gaza anuncia el fin de sus operaciones. La ONG dijo “haber distribuido más de 187 millones de comidas gratuitas directamente a los civiles”.
Martín Saade, prosecretario del Centro Islámico de la República Argentina, dialogó con DE UNA. Dijo que “lo toma con pinzas” y si bien celebra la ayuda humanitaria en Gaza, recordó que es “una asociación bastante cuestionada”, explicó. “Está acusada de juntar gente para luego balear a las personas. Prometía la entrega de alimentos, y cuando los habitantes se acercaban desesperados, los soldados israelíes los baleaban”, dijo.
Comentó que se trata de una organización afiliada al gobierno de Trump en EEUU y que a su vez es criticada por representantes de relevancia, como miembros de la ONU. “Debo tener mis recaudos”, manifestó. Luego del alto el fuego, “que está atado con un hilito” se produjeron 122 ataques a cristianos, evangelistas y musulmanes y mueren 50 personas por día, detalló.
En cercanías de los centros de distribución de alimentos de la organización, según comentó, las cifras de fallecidos aumentaban. “Quieren un plato de comida caliente en invierno y es lo que la ONG supuestamente ofrecía”.
Esta ONG es la única creada por Israel, con apoyo de EEUU, que actuaba en el lugar. En realidad, muchas organizaciones desean operar en la región, ya sea de índole europea o internacional. Sin embargo, Israel las acusaba de “proteger militantes de Hamas”.
Hasta incluso, en un momento falleció gente por consumir comida envenenada. La Fundación negó su involucramiento en el caso, como lo señaló la ONU, y acusaba a Hamas. “Es bastante particular que celebren cumplir con la campaña”, dijo.
LA SITUACIÓN EN LA ACTUALIDAD
Expresó que la violencia va en aumento, y a su paso, Israel se va agrandando con más territorios. Hay secuestros de personas y se impiden las manifestaciones. Las torturas, que muchas veces son grabadas, terminan en la muerte y en los usos de los restos para experimentos. “Vuelven sin algunos órganos”, dijo. “La narrativa y la realidad van por caminos diferentes”. Señaló que la infraestructura y lo social es “inconstruible”.
El territorio sigue, en partes, sin acceso a agua potable ni alimentos. Predominan las campañas de vacunación por el rebrote de enfermedades que parecían superadas. Las viviendas destruidas siguen siendo la residencia de los habitantes. “Nos venden que es la lucha de la modernidad y nadie tiene idea como era Gaza”, dijo.
Según comentó, era una ciudad desarrollada con más hospitales que la capital. Con desarrollo y finanzas fuertes. “Hoy hay gente desnutrida con sus miembros amputados”, sentenció.